Las personas tendemos a tomar decisiones basándonos en nuestros instintos, es un hecho. Si se nos presenta una situación que necesita nuestra intervención, la primera respuesta será automática, sin pensarlo demasiado. Sin embargo, ¿esto es bueno? No del todo.
Por un lado, este comportamiento ayuda a que seamos eficientes con ciertas tareas diarias, como conducir o marcar un número del teléfono que conocemos, pero, por el otro, deja mucho espacio para el error y, en situaciones delicadas que requieren de toda nuestra atención, esto puede jugarnos en contra.
Aquí entran en juego las pequeñas influencias o “nudges”, que tienen como objetivo guiar a las personas hacia los comportamientos deseados en el momento justo sin restringir su libertad de elección.
Sistemas de toma de decisión
La teoría de los nudges se basa en dos sistemas principales:
Sistema 1
Las personas operamos de manera automática e intuitiva, impulsadas por emociones y hábitos arraigados. Las decisiones tomadas bajo este sistema suelen ser impulsivas y pueden estar influenciadas por sesgos cognitivos. Este sistema es eficiente para la toma de decisiones rápidas, pero es susceptible a errores.
Sistema 2
En contraste, este sistema implica un pensamiento más deliberado y analítico, que se activa cuando realizamos alguna acción que no nos resulta natural y requiere esfuerzo consciente y atención. Las decisiones tomadas bajo este sistema son más racionales y lógicas, pero también son más lentas y demandantes, por eso, solo usamos un pequeño porcentaje de nuestro tiempo en este modo.
Influencia en nuestra vida cotidiana
Entonces, ¿qué sistema aplicamos cuando tomamos decisiones en nuestra vida diaria? ¿Utilizamos el sistema 1 y tomamos decisiones automáticas, como responder un correo sin revisar si los destinatarios son correctos? ¿O más bien utilizamos el sistema 2, donde analizamos y procesamos toda la información lenta y detalladamente?
Lamentablemente, por un tema de eficiencia, la mayor parte del tiempo utilizamos el sistema 1.
Por este motivo, los nudges están diseñados para intervenir en el sistema 1 y guiarnos hasta lograr que usemos más el sistema 2, es decir, lograr un cambio de comportamiento.
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